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VIVIENDO BAJO LA SOMBRA DE UNA REPRESA

Desde el año 2016 Pensamiento y Acción Social y Peace Watch Switzerland acompañan a las lideresas del Movimiento Social en Defensa del Rio Sogamoso y Chucurí, que forma parte de la organización nacional Movimiento Ríos Vivos. Las mujeres acompañadas vienen de diferentes comunidades pesqueras y campesinas de las riberas de estos dos ríos pero también tienen otro aspecto en común: son afectadas negativamente por la represa Hidrosogamoso.

Desde que se empezó a construir la represa en el año 2009 sus vidas han cambiado drásticamente. Antes las poblaciones ribereñas vivían tranquilamente de la pesca y la agricultura,  en medio de una naturaleza hermosa intacta, hoy día ya no queda nada de eso.

 

Para llenar el embalse se inundaron 7000 hectáreas de bosque y tierra productiva, lo que causó el desplazamiento de cientos de familias que hoy aún no han sido indemnizadas. Con el tiempo, los habitantes de las comunidades se fueron dando cuenta de la magnitud del daño que les causa la represa.   De repente, el mal llamado “desarrollo” prometido se convertiría en una pesadilla. La empresa operadora ISAGEN no podría jamás recompensar  las pérdidas que sufrieron.

La contaminación del agua tuvo como consecuencia que muchas especias de peces murieron o desaparecieron en búsqueda de un hábitat más sano. Esto llevo a que la cantidad de peces disminuyera considerablemente, por lo que los pescadores tienen que compartir entre ellos lo poquito que queda. Pero no solamente el agua queda afectada, la represa también causó una alteración significante del micro-clima, impactando negativamente  los cultivos. Los campesinos que antes vivían bien de la venta de mandarinas, naranjas, aguacates y demás productos agricolasactualmente solo logran cosechar una pequeña parte. Además, poco a poco fueron desapareciendo algunos animales salvajes que los habitantes cazaban. Ser pescador o campesino dejó de dar suficientes ingresos para mantener a sus familias. Las y los habitantes de las riberas de estos y muchos otros pueblos afectados por represas, hoy tienen que rebuscarse su sustento como sea.

 

 

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"...en medio de una naturaleza hermosa intacta, hoy día ya no queda nada de eso."  

 

 

Esta fotografía muestra como el proyecto rompió por completo el paisaje y la riqueza natural de los municipios.  Del verde de los arboles se pasa al gris del cemento y a una montaña mutilada que sirve como analogía perfecta de lo que la represa ha hecho con las tradiciones, economías y culturas locales. 

 

 

Esto es lo que cuenta la pescadora/campesina Doña Cecilia, una lideresa, luchadora por los derechos humanos incansable, que vive en la población de La Playa en el municipio de Betulia, Santander, desde hace décadas. Ella nos cuenta que esa población antes era muy pacífica. A pesar de la presencia de grupos armados vivían más o menos bien, pero que ahora por falta de ingresos y el aumento de la pobreza, la relación entre los pobladores se ha venido deteriorando.

Ya no se hablan entre algunos vecinos, la envidia y los celos los ha hecho enemigos. La Playa hoy está dividida en dos grupos: los que de una u otra manera aprovechan de la represa, y los que no. Doña Cecilia y su familia pertenecen al segundo grupo que se unió en una asociación que busca juntar las fuerzas para enfrentar las injusticias en su contra.

 

Ellos exigen que la empresa ISAGEN reconozca la responsabilidad por las afectaciones y daños ambientales, sociales y económicos producidos por la construcción y puesta en marcha de la represa y reclaman la reparación integral para las comunidades.  Del Estado y la gobernación de Santander y las alcaldías municipales reivindican que se les respeten sus derechos humanos y ambientales y demandan garantías para las comunidades afectadas. Nos cuenta Doña Cecilia que hasta hoy nada de eso se ha cumplido y ella y sus compañeras lideresas siguen recibiendo amenazas de llamadas telefónicas anónimas pero a veces también muy directas de cara a cara.

 

Como si no fuera suficiente, las familias pescadoras del Río Sogamoso se vieron afectadas con el derrame de miles de litros de petróleo del pozo Lizama 158 que ocurrió en marzo del 2018. Esa catástrofe ambiental causó otra muerte masiva de peces y una contaminación severa del medio ambiente. Nuevamente, nadie quiere asumir la responsabilidad. Por parte de Ecopetrol se está tratando de restar importancia al daño causado.

 

Impotentes frente a las prácticas inmorales y corruptas de parte de las empresas y sometidos a la indiferencia gubernamental, para esta y muchas otras comunidades afectadas por mega proyectos, el acompañamiento y apoyo que brinda Pensamiento y Acción Social para fortalecerlas en la defensa de sus derechos es de suma importancia.

 

 

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El vasto conocimiento en las áreas de derechos humanos, protección y construcción de paz hacen de PAS un confidente importante para estas comunidades vulnerables. Lxs voluntarixs de Peace Watch respaldamos con nuestro acompañamiento las actividades en terreno, como por ejemplo lo hicimos en el II Encuentro Nacional Ríos Vivos, para hacer visibles los muchos casos de violaciones de derechos humanos en nuestros países de origen. Pero además de eso, creemos que brindar apoyo moral es casi igual de importante. Muchas veces notamos que nuestra presencia, escuchando las historias y expresando nuestra empatía y comprensión, tiene un efecto positivo inmediato.

 

 

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